jueves, 7 de enero de 2010

MONDOVINO: POLÉMICO Y RECOMENDABLE

Mondovino es una película documental filmada en Francia, Brasil, Estados Unidos, Argentina e Italia, con una cámara digital manual, obra del cineasta Jonathan Nossiter. Tal como dice su nombre, aborda los conflictos y luchas internas actuales del mundo del vino, centrándose en temas como la globalización, la concentración del poder, la estandarización de la industria del vino y la omnipresente influencia político-comercial de EEUU.


El film estrenado en el Festival de Cannes 2004, plantea la lucha entre la Vieja Europa, estandarte de una antigua industria local, de pequeños productores que gustan de tomar largos períodos de tiempo para su producción, de empresas familiares que producen vinos valorados por su carácter único y reflejo de su terroir, devotos de una forma de vivir, de una ancestral y estrecha relación entre la tierra y el hombre, como en el caso de la familia Montille en Borgoña, que lucha por defender las pocas hectáreas de tierra de sus ancestros, enfrentada a los Estados Unidos y su visión industrial del vino, promoción de las grandes empresas transnacionales, del mercado internacional, religión basada en la imagen, la política y sus influencias, que produce vinos fáciles de beber, de gusto globalizado, sin un carácter especial y creando un paladar de masas. Las gentes que desfilan por este documental que destapa un nuevo mundo del vino son personas como el asesor en enología más influyente del mundo, Michel Rolland o el globalizador imperio vitivinícola de la familia de Robert Mondavi, de California, las familias aristocráticas italianas y francesas que se han claudicado ante el nuevo sistema, abandonado sus tradiciones y amor por la tierra y, cómo no, Robert M. Parker, el crítico de vinos más importante y controvertido del mundo y , a la par, amigo íntimo de Michel Rolland.


El documental se presentó en 2004 en el Festival de Cannes como una visión general del mundo vinícola, tocando de un modo intrincado e indirecto, aspectos que despiertan amores y odios entre los habitantes del Viejo Mundo: la globalización, el ascenso del fascismo, la creciente estandarización de la cultura y el imperialismo de EEUU (en este caso, el proselitismo del valle de Napa). Para su autor, Mondovino, trata sobre lo que ocurre cuando una concentración excesiva de poder queda en manos de unas pocas personas. No va desencaminado. Todo surgió de la inquietud del artista de explorar las relaciones entre padres e hijos y madres e hijas para investigar cómo se transmite el conocimiento entre las distintas generaciones. No se trataba únicamente de transmitir una determinada forma de hacer vino, sino de una forma de vivir la vida que, poco a poco, vemos desvanecerse no sólo en el mundo del vino. Para Nossiter, (concepto que en VINO&ARTE subscribimos) El vino es complejo; es lo único que hay en la Tierra tan complejo como los seres humanos.


El problema principal de tal globalización vitivinícola está creando un monstruo peligrosísimo que obliga a que, lamentablemente, haya cada vez más viticultores europeos que adoptan enfoques simplones y, poco a poco, van traicionando su bagaje vinicultural. En general, se producen vinos fáciles de beber, de estilo internacional y sin ningún carácter personalizador. En Mondovino asistimos (aterrados algunos, conformistas otros) a una especie de macdonaldización o cocacolización (como se prefiera) del milagro de la vid.



mondovino1

Como todo clásico discurso narrativo fabulado, los buenos son muy buenos y los malos, muy malos. Los épicos héroes (para mí, más bien, entrañables antihéroes) de esta historia son los pequeños productores a cargo de unas cuantas “míseras” hectáreas, cuyos vinos son un reflejo de la tierra donde se cultivan. Los villanos, como no podía ser de otro modo, son presentados como seres oscuros y aparentemente sin escrúpulos como Michel Rolland, el asesor en enología más importante del mundo o el clan Mondavi, de California, que produce más de cien millones de botellas desde Napa hasta Chile y desde Australia hasta la Toscana.


Se ponen en evidencia en este Eje del Mal las familias aristocráticas italianas y francesas que, despreocupadamente, han abandonado su amor por la tierra y se la venden a los Mondavi o se la alquilan a Rolland. Obscenas me parecen las declaraciones de los productores argentinos que se burlan de los perezosos campesinos indígenas que se niegan a vender sus tierras y abandonarlas, indignante, la forma de actuar de algunos acaudalados californianos que hablan sobre sus vendimiadores mexicanos como si fueran esclavos e hilarantes las escenas donde un viejo noble italiano elogia a Mussolini porque logró que los trenes llegaran a tiempo. Como colofón del lado oscuro aparece Robert Parker, el famoso crítico enológico, cuyos gustos tienen un efecto directo, devastador y condicionante sobre las formas de producir vino, una especie de Lord Palpatine, Canciller Supremo de la República Galáctica, que encierra dentro de sí un aniquilador y dictatorial Darth Sidious, Emperador Galáctico.


Para acabar este post, pero sobre todo para no seguir destripando el film (me dejo muchas cosas en el tintero) aquí os dejo tan recomendable obra (chauvinistamente cabreado porque no se hace la más mínima mención ni a los vinos de España ni a los de Portugal). Disfrutad de la película en versión original con subtítulos en castellano.





Juan Sanguino Collado


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